martes, 16 de julio de 2013

Primer día del camino

Primer día: llegada a Ribadeo y primer contacto con la obra de Dios: La playa de las Catedrales.

Día lleno de emociones y expectación.

Del peregrino y de los que se quedan en Madrid esperando su regreso.
 
El peregrino se despoja de sus comodidades para iniciar el viaje hacia su interior, en contacto con la naturaleza, esa gran obra de Dios. Es el primer paso para tomar conciencia de nuestra verdadera esencia.
 
 
 







Señor, que salga de mi concha y vaya hacia ti.
Que no quede defraudado de haberme confiado a ti.
Confíame tus caminos, Señor, tú que eres Camino.
Hazme andar por el sendero de la verdad,
tú que eres la Verdad del hombre.
(extracto del Salmo del Caminante)
 
 
 






 
 

Emprendiendo el camino


No hay camino más duro que el que se emprende hacia el interior de uno mismo.
Reencontrarse con tu yo, desnudo, desprovisto de comodidades, de disfraces, maquillaje, del ruido mundano es toda una aventura.
Igual que la que iniciaron ayer mi peregrina y sus compañeros de viaje.
El primer paso del viaje no comienza en el Camino propiamente dicho. El primer paso del viaje comienza muchos días antes, durante la preparación del mismo.
 
Hacer la mochila del peregrino requiere mucho arte.
No debes llevar demasiado peso para evitar que el camino se haga muy pesado.
Caminar durante días con mucho peso al hombro no es fácil.
Hay que elegir bien lo que llevas.
En un mundo de confort todo te parece poco.
Pero el espacio de tu mochila y el peso que pueden cargar tus hombros es limitado.
Poco a poco eres capaz de reconocer que mucho de lo que llevas es totalmente prescindible.
Es el primer paso del camino de Santiago. Reconocer qué llevas siempre cargado de tu mochila y qué es prescindible. Qué es lo que quieres empezar a cargar en tu mochila vacía y qué es lo que no es necesario. Es preguntarse, francamente, sin tapujos, hacia dónde va nuestra vida y dónde quiero que vaya. Cuáles son las piedras que me he ido encontrando por el camino y que, en lugar de desecharlas, he ido cargando en mi mochila.
Cuáles son mis zonas oscuras. En las que me da miedo entrar y poner luz.
Quiénes han sido mis compañeros de viaje hasta ahora. Quiénes me han guiado con sus pasos y a quiénes estoy yo sirviendo de guía.
 
Es un viaje que todos deberíamos hacer. Porque todos somos caminantes y todos guiamos con nuestros pasos a otros peregrinos. Entre ellos, nuestros hijos.


A ti, Señor, presento mi ilusión y mi esfuerzo;
en ti, mi Dios, confío, confío porque sé que me amas.
Que en la prueba no ceda al cansancio,
que tu gracia triunfe siempre en mí.
Que en mi vida se abran caminos de paz y bien,
caminos de justicia y libertad.
Que en mi vida se abran sendas de esperanza,
sendas de igualdad y servicio.
 
(extracto del Salmo del caminante)
 




miércoles, 10 de julio de 2013

martes, 9 de julio de 2013

La maternidad en el siglo XXI

Circunstancias recientes me han hecho tomar conciencia de la importancia que tiene estar siempre con los ojos bien abiertos para no perder ningún detalle de la vida de nuestros hijos.
Ser madre nunca ha sido fácil. Tampoco quiero caer en el tópico de que ser madre en el siglo XXI es más difícil por que la mujer trabaja y tiene horarios imposibles.
Creo que no es cuestión de estar las 24 horas con tu hijo sino de estar pendiente de sus necesidades no sólo materiales sino, fundamentalmente, espirituales.
Y eso sólo se consigue manteniendo los ojos y las orejas bien abiertos.
La maternidad no es únicamente saltar de alegría el día que el test sale positivo, o el día que le haces la eco 3D o 4D a tu hijo. Ni siquiera es sólo el momento del parto.
Desde el mismo instante que sabes que estás embarazada debes ser consciente de que ser madre implica que ya no dejarás de estar pendiente ni de preocuparte por tu hijo el resto de tus días.
Ser madre es una labor dura, diaria, eterna....pero profundamente gratificante cuando vas recogiendo la cosecha.
Somos conscientes de ello?
Somos conscientes de que un adolescente no requiere ni un instante menos de atención que un lactante que empieza a dar sus primeros pasos?
Somos conscientes de que debemos aprender a reconocer las señales de alarma de nuestros hijos mayores igual que somos capaces de reconocer las necesidades de un bebé con sólo escuchar su llanto?
Somos conscientes de que somos constantemente el ejemplo a seguir y el modelo a copiar de nuestros hijos?
 
Si somos conscientes de todo esto y de muchas más cosas que podría seguir enumerando y si realmente queremos que el mundo sea mejor para nuestros hijos, pongámonos manos a la obra.