viernes, 24 de abril de 2015

Hijos

El mayor regalo que podemos tener en esta vida es un hijo.
Pero es un regalo con truco.
No viene con manual de instrucciones como el móvil o el IPad.
Muchas veces se asocia la maternidad al hecho de hacerse un test y que de positivo.
Pero en cuanto empiezan las primeras molestias deja de ser una vivencia agradable.
¿Quién dijo que ser padre o madre estuviera exento de problemas?
El embarazo y el parto no son más que el comienzo del fin de  nuestro estado de bienestar.
Se acabó dormir 8 horas, ver tranquilamente una película, disfrutar de una conversación con tu marido, comer sin discutir sobre lo que es bueno para ellos y lo que ellos prefieren, ir al cine a ver "pelis de mayores". Bienvenido sea acostarse por la noche acariciando la mano de tu hijo, levantarse por la mañana en el borde de la cama a punto de caer porque de pronto somos tres y ya va quedándose pequeña, ir al cine a ver Doraemon o Harry Potter.
A pesar de todos los inconvenientes la paternidad es la experiencia más increíble y gratificante que se puede vivir.
Pero requiere muchísima responsabilidad.
Yo, cada día me rebano los sesos para intentar dar a mis hijos una visión optimista del mundo. Para que ellos sean, cada día, un poquito mejores personas. Para que pongan a mal tiempo buena cara. Para que estén siempre pendientes de aquel que pueda necesitar un poco de ayuda. Para que sepan agradecer cada día el regalo de tener una casa, un hogar, un plato de comida, un colegio donde aprender, amigos con los que disfrutar, una familia que les quiere y les apoya en sus decisiones. Para que sepan tomar sus propias decisiones de forma libre y responsable. Para que sean capaces de manifestar sus preferencias sin dejarse manipular y sin imponer su voluntad.

Como decía aquel....construir personas.





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